26.22 : Otros factores que afectan a los centros respiratorios

La respiración es principalmente una actividad involuntaria regulada por los centros respiratorios del tronco encefálico. Sin embargo, también puede controlarse conscientemente, lo que nos permite contener la respiración o respirar más profundamente cuando sea necesario. Este control voluntario es facilitado por la corteza motora cerebral, que pasa por alto los centros medulares para estimular directamente los músculos respiratorios.

Sin embargo, la capacidad de contener la respiración voluntariamente no es ilimitada. Cuando la concentración de CO_2 en la sangre alcanza un nivel crítico, los centros respiratorios del tronco encefálico reanudan automáticamente la respiración. Esto explica por qué las víctimas de ahogamiento suelen tener agua en los pulmones.

En nuestros pulmones, los receptores responden a una variedad de irritantes. Estos receptores se comunican con los centros respiratorios a través del nervio vago.

El reflejo de Hering-Breuer es un mecanismo de protección activado por receptores sensibles al estiramiento en las paredes de los pulmones que se activan durante la sobreinflación. Este reflejo inhibe la inhalación adicional e inicia la exhalación.

Varios factores pueden influir en nuestra frecuencia y profundidad de respiración. La anticipación o la ansiedad emocional, por ejemplo, pueden estimular el sistema límbico, lo que provoca un aumento de la frecuencia y profundidad de la respiración. Los cambios en la temperatura corporal también pueden afectar la respiración: el aumento de la temperatura acelera la frecuencia, mientras que la disminución de la temperatura la ralentiza. El dolor intenso repentino puede provocar apnea temporal, mientras que el dolor somático prolongado aumenta la frecuencia respiratoria.