Las células T citotóxicas son un componente vital del sistema inmunitario. Tienen la notable capacidad de identificar y dirigirse a los antígenos de las células infectadas o anormales. Estos antígenos suelen tener su origen en patógenos intracelulares, como virus o proteínas anormales que producen las células cancerosas.
La vigilancia inmunológica es la capacidad de las células inmunitarias de controlar y eliminar células infectadas con patógenos intracelulares, células transformadas neoplásicamente y células con antígenos no propios. Las células T citotóxicas y las células NK tienen diferentes formas de realizar la vigilancia inmunitaria. Las células NK pueden reconocer y eliminar células infectadas o anormales sin activación previa. Identifican células que carecen del complejo de histocompatibilidad primario de clase I (MHC-I) o que muestran una expresión alterada del MHC-I, lo que proporciona una respuesta inmunitaria más amplia pero menos específica. Por el contrario, las células T citotóxicas requieren una activación previa de un antígeno específico y pueden identificar y eliminar células con antígenos no propios a través de un proceso más preciso. Los antígenos se presentan en moléculas MHC-I ubicadas en la superficie de todas las células nucleadas, lo que permite que las células T citotóxicas reconozcan y eliminen las células que representan una amenaza.
Cuando el receptor de células T (TCR) en la célula T citotóxica identifica una célula infectada, crea una conexión segura basada en antígenos específicos que la célula infectada presenta utilizando moléculas MHC-I. El complejo TCR-MHC-I-antígeno inicia el proceso citotóxico. El siguiente paso implica la liberación de sustancias citotóxicas por parte de la célula T citotóxica para destruir la célula infectada. Una de estas sustancias es la perforina, una proteína que se adhiere a la membrana plasmática de la célula infectada y crea poros. Estos poros alteran el entorno interno de la célula, comprometiendo su estabilidad e integridad. Los poros creados por la perforina también sirven como puntos de entrada para otro grupo de proteínas llamadas granzimas. Estas enzimas entran en la célula infectada a través de los poros y desencadenan un proceso conocido como apoptosis o muerte celular programada. Todos estos pasos aseguran la destrucción controlada de la célula infectada, impidiendo que la infección se propague a las células vecinas.
En conclusión, las células T citotóxicas son indispensables para nuestro sistema inmunológico. Su capacidad para reconocer antígenos específicos e inducir directamente la muerte celular permite una vigilancia inmunológica precisa, distinguiéndolas de otras células inmunes como las células NK. Comprender estos mecanismos profundiza nuestro conocimiento de la respuesta inmunológica y podría informar futuras estrategias terapéuticas para enfermedades infecciosas y cáncer.
Del capítulo 25:
Now Playing
The Lymphatic and Immune System
849 Vistas
The Lymphatic and Immune System
2.5K Vistas
The Lymphatic and Immune System
2.4K Vistas
The Lymphatic and Immune System
2.4K Vistas
The Lymphatic and Immune System
999 Vistas
The Lymphatic and Immune System
1.4K Vistas
The Lymphatic and Immune System
1.3K Vistas
The Lymphatic and Immune System
1.4K Vistas
The Lymphatic and Immune System
560 Vistas
The Lymphatic and Immune System
3.8K Vistas
The Lymphatic and Immune System
1.1K Vistas
The Lymphatic and Immune System
1.6K Vistas
The Lymphatic and Immune System
936 Vistas
The Lymphatic and Immune System
2.3K Vistas
The Lymphatic and Immune System
1.4K Vistas
See More
ACERCA DE JoVE
Copyright © 2025 MyJoVE Corporation. Todos los derechos reservados