La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) implica un grupo de trastornos pulmonares progresivos caracterizados por una limitación persistente del flujo aéreo y síntomas respiratorios crónicos. El síndrome de superposición asma-EPOC (ACOS), que abarca características tanto del asma como de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), es un grupo de trastornos pulmonares progresivos que incluye bronquitis crónica, enfisema y asma refractaria (no reversible). El ACOS conduce a presentaciones clínicas complejas que combinan la obstrucción reversible e inflamatoria de las vías respiratorias que se observa en el asma con la limitación progresiva del flujo aéreo característica de la EPOC.
Los síntomas de la EPOC pueden variar, pero a menudo incluyen tos persistente, disnea, aumento de la producción de esputo y exacerbaciones intermitentes o brotes de síntomas graves que afectan la calidad de vida de las personas con EPOC.
El tratamiento de la EPOC implica una combinación de medicamentos y cambios en el estilo de vida. Los broncodilatadores, como el bromuro de ipratropio (un agente anticolinérgico) y el albuterol (un agonista β_2-adrenérgico), forman la columna vertebral del tratamiento de la EPOC. Relajan los músculos que rodean las vías respiratorias en los pulmones, lo que reduce los síntomas respiratorios y mejora la función pulmonar. Por lo general, se administran a través de inhaladores o nebulizadores, y las formas de acción más prolongada requieren dosis menos frecuentes.
Si bien los glucocorticoides o corticosteroides de acción sistémica han demostrado una eficacia limitada en el tratamiento de la EPOC, los corticosteroides inhalados pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, es importante señalar que estos no detienen el deterioro de la función pulmonar que caracteriza a esta enfermedad.
La teofilina (Theolair), un tipo de broncodilatador, puede ser particularmente beneficiosa para los pacientes que retienen CO_2. Relaja y abre las vías respiratorias de los pulmones, lo que facilita la respiración. También puede mejorar la capacidad ventilatoria al mejorar la función contráctil del diafragma. Sin embargo, su uso está limitado por los estrechos márgenes terapéuticos y la posibilidad de efectos secundarios como náuseas, insomnio y arritmias.
Los antibióticos son otro componente esencial del tratamiento de la EPOC. Por lo general, se utilizan para tratar las exacerbaciones de la EPOC debidas a infecciones bacterianas de las vías respiratorias inferiores, reduciendo la duración y la gravedad de estos episodios.
Para los pacientes con EPOC grave e hipoxemia crónica, se puede recomendar la oxigenoterapia a largo plazo (LTOT). La OTLP puede ayudar a reducir los síntomas de disnea y fatiga, mejorar el sueño y el estado de ánimo, aumentar la movilidad y, en algunos casos, prolongar la esperanza de vida.
Las modificaciones del estilo de vida son esenciales para el tratamiento de la EPOC. Lo más importante es dejar de fumar y evitar la exposición al humo, ya que fumar es un factor de riesgo significativo para desarrollar y exacerbar la EPOC. La actividad física regular, una dieta equilibrada y evitar los irritantes respiratorios también pueden contribuir a un mejor control de la enfermedad y una mejor calidad de vida.
Del capítulo 19:
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